lunes, 6 de junio de 2011

FUNDAMENTACION TEORICA

La composición del grupo curatorial AIUNA incluye a dos Curadores Cucuteños y una Curadora de Maracaibo (Venezuela) y es a partir de la reflexión de los vínculos históricos entre las dos ciudades, que iniciamos nuestro proceso de análisis sobre lo que sera la propuesta curatorial.

El Salón Regional de Artistas, Zona Oriente, contiene a los departamentos colombianos de Santander y Norte de Santander, junto al venezolano estado Táchira. Tres unidades geopolíticas bien diferenciadas, vinculadas por su vecindad geográfica, tradición histórica común, semejanzas culturales entre sus habitantes y nexos entre los distintos centros poblados. La geografía y los límites políticos indican un marco referencial que se convierte en región a partir del hacer cotidiano de los hombres.

La Región Oriente es realmente fronteriza, andina, campesina, católica y comercial, pero sobre todas esas cosas es una región de intensa movilidad. Marcada por flujos y reflujos materiales y humanos. Todos esos rasgos generan una imagen que establece el punto de arranque para esta investigación curatorial. La frontera es un borde, una zona de osmosis, atravesada por innumerables caminos que se entrecruzan creando una estructura rizomática que tiende al infinito. Esta imagen deriva en dos claves: Frontera y Camino.

La Frontera que nos interesa es aquella que separa solo para intentar definir, pero que siempre es desbordada por la complejidad de lo real. El Camino es el que comunica, el que atraviesa la frontera en mil puntos, el rizoma que responde a esa realidad compleja y construye vínculos. En un ejercicio, más bien lúdico, miramos las fronteras políticas y las fronteras físicas como espacios de osmosis, y a los caminos como la metáfora del encuentro. La imagen que se forma es casi una red: la línea de frontera binacional (que está marcada por un río o sea un camino fluvial) seccionada por otras muchas líneas que se entretejen en y más allá del límite, para determinan no sólo el transito sino también la confluencia.

Los primeros caminos impresos en el imaginario regional son los Caminos Reales. Aquellos trazados por los españoles durante la conquista. Como nos cuenta Jorge Orlando Melo en el prologo del libro Caminos Reales de Colombia[1]: El camino es, en toda sociedad humana, la señal y la vía para el intercambio, para lo que en la vida familiar sería la exigencia diversificada de la exogamia. Intercambio de productos, en primer lugar… Pero sobre todo de experiencias culturales, de técnica, habilidades, conocimientos y sorpresas: la otra comunidad, la otra aldea, la otra región, es la que hace las cosas diferentes… Poder establecer relaciones con el pueblo vecino es poder establecer también una comunidad, sentirse miembro de un grupo que habla el mismo idioma y comparte algunas pasiones y hasta algunos odios; sin el camino, sin el correo, no se configura esa comunidad imaginada que es la nación. Por eso los caminos fueron primordiales para el Imperio Español en América.

La referencia histórica es sólo un recurso discursivo para situarnos en el hoy. Para entender que existen constantes en la vida de las comunidades. Esto permite acercarnos a  lo actual, al intercambio, lo popular, los vehículos como medio, las aventuras, la recreación, el paisaje, y todo tipo de contexto que bordee la cartografía de la vía. Son los caminos quienes han permitido el flujo del transporte de las personas, de las mercancías, de las noticias, y de la información.

Son LOS CAMINOS- LAS VIAS, por donde se traslada EL TRANSPORTE, y en todos los escenarios, ya sea para un estudiante cuyo imaginario diario está circunscrito a una ciudad, como de aquel cuyo trabajo de conductor le lleva diariamente a desplazarse intermunicipal, interdepartamental, o internacionalmente (Cúcuta-San Cristóbal), como para los que salen de paseo al río, o simplemente van hasta el centro comercial, en algún momento, se deberá, a través del VECINDARIO, llegar a la VIVIENDA;  y este flujo los llevará a encontrarse y relacionarse con los AMIGOS. Es a estas nociones sencillas a las que queremos apelar en nuestro contacto con los artistas, ya que van a permitir un abanico de posibilidades de trabajo para todos los creadores que se sumen a la convocatoria. Además, desde la acción cotidiana más simple es posible impulsar la reflexión más abstracta sobre lo real o la vivencia más directa de una experiencia abarcante.
Las posibilidades de establecer relaciones y generar propuestas artísticas a partir de estas cuatro ideas tributarias son casi infinitas. Las vías son esas que surcan la geografía, pero también las venas del cuerpo o los enlaces del internet. El transporte condiciona el modo de moverse, un cargador indígena, un autobús, un carro de carreras, permitirán alcances y experiencias distintas. Los amigos son el círculo de relaciones interpersonales inmediatas, pero también pueden ser los desconocidos amigos que aparecen en las redes sociales, en las comunidades virtuales. La vivienda supone el contexto familiar inmediato de cada individuo, el vecindario es un primer nivel de socialización determina mucho los vínculos potenciales de una persona en una ciudad. 

Todas estas ideas, el día a día, el barrio, la casa, la gente, el camino, el trayecto, pueden ser volatilizados y convertidos en metáforas validas en lo local y en lo universal.  Así estos cuatro ejes posibilitan un marco temático amplio y transversal, y un modelo de trabajo que luego se puede radicar como fractal, y se puede hacer interregional, y global.


[1] Caminos Reales de Colombia. Publicado en línea por la Biblioteca Luís Ángel Arango. Disponible en: http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/historia/caminos/prologo.htm

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